Apuestan por la miel de Angola

Apuestan por la miel de Angola

Max Vicente está buscando incrementar su negocio de Maxmel orgánico y miel natural en la provincia de Huambo en el corazón de Angola.

Él empezó este negocio en el 2012 después de terminar su doctorado en zootecnia y aprender todo sobre el funcionamiento de la crianza de abejas en São Paulo, Brasil.

Maxmel produce dos toneladas de miel cada año, la cual es vendida en su totalidad en Angola, pero Vicente quiere explorar oportunidades de exportación a otros mercados.

Él no es el único que está apostando por la apicultura de Angola. El gobierno y la UNCTAD han identificado a la producción de miel como un sector que podría ayudar a diversificar la economía del país. En 2019, el petróleo representó alrededor del 33% del PBI y el 93% de las exportaciones.

“La ausencia de inviernos crudos hace del clima un ambiente favorable para la crianza comercial de la abeja”, afirmó Federico Mauricio, jefe del departamento de desarrollo de la apicultura en el Instituto de Desarrollo Forestal de Angola (IDF). “Es posible producir miel en cada región”.

La nación sur africana produce actualmente 90 toneladas de miel cada año, pero un análisis de la UNCTAD realizado como parte de un proyecto financiado por la Unión Europea (UE) mostró que los casi 100,000 criadores de abeja—mayormente pequeños emprendedores—podrían fácilmente duplicar su producción a 200 toneladas.

El obstáculo de la certificación

Angola fue uno de los principales productores de miel en el mundo en la década de los 50. Pero a través de los años, la producción nacional se ha mantenido tradicional y artesanal, atrasándose así mientras que en otros países los apicultores adoptaron técnicas más modernas.

La dependencia en técnicas de producción tradicionales de miel representa para productores como Vicente un obstáculo para obtener una certificación internacional, la cual es necesario para la exportación.

Para acceder a un mercado exterior, los productores de miel deben cumplir con los marcos regulatorios que aseguran la calidad y seguridad del producto en los mercados objetivo.

Ellos deben también cumplir con una variedad de estándares privados desarrollados por los minoristas, grupos industriales, entidades certificadoras y organizaciones no gubernamentales.

Vicente explica que las dos toneladas de miel que Maxmel produce al año no son lo suficiente para exportar. Aún si así lo fuera, él no obtendría la certificación internacional porque su compañía no tiene el equipo semiautomático recomendado.

“La miel angoleña tiene un gran potencial de exportación en Europa, Norte América y más allá”, afirmó Paul Akiwumi, el director de UNCTAD para África y los países menos adelantados. “Pero para explotar ese potencial, los problemas de informalidad y certificación tienen que ser tratados”.

 

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