Sin duda alguna, el impacto inmediato de la pandemia sobre el bienestar de la población es enorme. Ese impacto se manifiesta con los millones de enfermos y cientos de miles de muertes causados por el covid-19.
Pero además de ese impacto inmediato, existe un efecto a mediano y largo plazo que apenas comienza a documentarse.
El impacto de la pandemia de coronavirus sobre los servicios de salud que recibe la población, tanto para el manejo de sus enfermedades crónicas, como en el de sus servicios preventivos.
Muchas personas con enfermedades crónicas están teniendo severos problemas para tratarlas.
Debido a las medidas de confinamiento adaptadas para luchar contra el nuevo coronavirus, el temor a contagiarse en consultorios médicos y hospitales, y al cierre de los servicios médicos, muchas personas que sufren de enfermedades crónicas no pueden acceder a sus controles y corren el riesgo de quedarse sin medicamentos o de hacer seguimiento de sus enfermedades.
Los exámenes de rutina que se retrasaron por el covid-19
Los resultados son impresionantes. Comparando la frecuencia de exámenes entre 2019 y 2020, se encontró que las vacunas infantiles disminuyeron en 60%, las mamografías y exámenes Papanicolaou bajaron casi en 80%.
Por su lado, las colonoscopias, que disminuyeron casi en 90% a mediados de abril de 2020 en comparación con 2019, se estabilizaron en un 30% en junio.
Las pruebas de PSA, aunque disminuyeron aproximadamente un 22% durante el año, han experimentado un fuerte repunte y su frecuencia alcanzó niveles cercanos a 2019 a partir de junio.
No hay duda de que la pandemia nos ha afectado de diversas maneras y el impacto sobre los servicios preventivos es enorme.