Inspirados por modelos europeos del siglo XVIII, las obras conmemorativas comenzaron a integrarse al paisaje urbano de la capital mexicana en el siglo XIX, como parte de proyectos impulsados por distintos gobiernos para celebrar hechos históricos; por ejemplo, la Independencia, la invasión norteamericana y la Guerra de Reforma.
La experta indicó que es fundamental repensar su papel, preservación y significado en el espacio público, concretamente en la Ciudad de México, pero también en otros ámbitos de nuestro país y de América Latina.
Al intervenir en la apertura de las Segundas Jornadas del Seminario “Los monumentos públicos en México. El siglo XIX”, efectuado en la sala Francisco de la Maza del IIE, la también investigadora dijo:
Objetivo
El objetivo principal de la reunión fue identificar los valores históricos, estéticos y simbólicos de los monumentos conmemorativos erigidos durante ese periodo y crear una metodología que permita su estudio en el futuro. Recordó que algunas de las obras edificadas se volvieron referentes cívicos y urbanos.
En el presente, continuó, algunos como el de Cristóbal Colón, el Hemiciclo a Benito Juárez, el Monumento a la Independencia entre otros, han sido objeto de debate, remoción y restauración.
Desde su levantamiento en 1877 hasta que se removió en 2021, el dedicado a Colón fue un hito dentro de la Ciudad de México, un referente para las y los ciudadanos, comentó Velázquez Guadarrama.