Según el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2023, del INEGI, 10.3 millones de mexicanas de 12 años o más fueron víctimas de acoso en línea.
Por ello, es preciso contar con instrumentos para prevenir la violencia digital, saber actuar frente a ella y apoyar a quien la experimenta, y en la colectiva ciber y transfeminista Luchadoras han hecho una amplia labor al respecto.
“Nuestro objetivo es ser un espacio amigable, de cuidado, gozo, juego y aprendizaje donde se pueda cuestionar, pensar y construir una internet feminista y disidente para habitar esos lugares de manera digna, libre y sin miedo”, comparte Ixchel García, responsable de investigación en dicho proyecto.
Por su parte, Luz María Garay Cruz, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y de la Universidad Pedagógica Nacional, expone que atender este tema requiere visibilizar, problematizar y, en especial, comprender su materialidad, es decir, entender de qué forma atraviesa el cuerpo de las mujeres.
Identificar y nombrar
La violencia digital, conocida también como “en línea” o “cibernética”, es un término construido recientemente para identificar prácticas ocurridas en ese ámbito y que reproducen la que sucede a nivel estructural y físico.
La académica de la FCPyS refiere que dichas violencias son todas aquellas acciones que afectan a las mujeres y las llevan a un espacio de humillación, sumisión y vergüenza sólo por su condición de género. “Más allá de definirla o tipificarla, lo importante es comprender que se trata de algo real para entender su impacto. Lo digital permite una reproducción y viralidad de los ataques y esto tiene consecuencias en el cuerpo”.
La académica detalla que quienes la han padecido relatan haber presentado náuseas, dolor de cabeza, ataques de ansiedad, depresión, y que incluso algunas se cambiaron de casa, turno escolar y, en casos extremos (en especial jóvenes y adolescentes), atentaron contra su vida.
