DSMB, siglas en inglés de la Junta de Monitoreo de Datos y Seguridad es un grupo que vigila los ensayos de las vacunas anti COVID-19.
Sus miembros son los únicos que conocen todos los entresijos de las pruebas clínicas que se llevan a cabo. Saben quiénes han recibido la vacuna contra el covid-19 y a quiénes se les administró placebo. Algo que ni siquiera saben los propios médicos que realizan los ensayos, las compañías farmacéuticas que desarrollaron las vacunas o incluso la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos.
Sabiendo ese secreto, solo la DSMB puede monitorear lo segura y efectiva que va a ser una vacuna.
Basta con una palabra de la DSMB para que se detenga una prueba.
Esto sucedió con el ensayo de AztraZeneca a principios de septiembre, después de que un participante en el estudio desarrollara síntomas de problemas neurológicos. Poco después, salió a la luz que esa misma prueba se había detenido brevemente en julio por razones similares. Si bien el ensayo de la vacuna se reanudó en el Reino Unido, todavía sigue detenido en Estados Unidos.
«Son muy poderosos. Son los guardianes de la ciencia y la seguridad y son tan importantes o más que la FDA», dijo el especialista en bioética Art Caplan.
La necesidad del anonimato de la DSMB
A principios de este año, los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés) designaron una DSMB común para hacer el seguimiento de los ensayos clínicos de la vacuna contra el covid-19 que reciben fondos del gobierno federal bajo la Operación Warp Speed. Esta DSMB tiene entre 10 y 15 miembros con especialidades que incluyen desarrollo de vacunas, estadísticas y ética.
No es una labor glamorosa, ni algo que se vea de cara al público. Los NIH les pagan un modesto honorario, unos 200 dólares por reunión, y no hay conferencias de prensa, entrevistas en televisión, ni fama ni gloria.
Eso se debe a que los nombres de los miembros no suelen darse a conocer durante los ensayos clínicos para protegerlos de presiones externas.
Caplan, que ha trabajado en unas 20 DSMB, afirma que hay una razón de peso para mantener en secreto los nombres de sus miembros.