El gobierno federal concentrará esfuerzos de vacunación contra COVID-19 en zonas urbanas con alta densidad poblacional, sobre todo en la megalópolis que agrupa a seis estados, ante el riesgo de una tercera ola epidémica en México, informó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez.
Aclaró que la estrategia se mantiene y sólo es un cambio de táctica que corresponde al eje de priorización secundario de la utilización de la vacuna para la normalización social y durará el tiempo necesario para proteger a las personas que habitan en zonas urbanas densas para reducir el riesgo de rebrote.
Este cambio de táctica anticipatoria a una eventual tercera ola, aplazará la vacunación en personas trabajadoras de la educación y, por lo tanto, la apertura del sector educativo.
La decisión se tomó debido a que algunos países de Europa atraviesan por una reemergencia de COVID-19, y es que ninguna nación tiene garantía del control a menos que cese la epidemia en el mundo.
Conforme avanza la inmunización en territorio se ha privilegiado vacunar a las personas que habitan en regiones rurales, debido a que la distancia que deben recorrer y falta de unidades hospitalarias, las pone en mayor riesgo de complicaciones en caso de contagio.
A lo largo de los últimos 30 años ha disminuido la distribución del ingreso en México y hoy es uno de los países con mayor desigualdad social y económica, lo que implica la carencia de servicios sociales, de un medio de transporte efectivo, de un camino en condiciones transitables permanentes, incluso del acceso a información o asesoramiento en un momento de crisis.
“La pobreza siempre o la desigualdad socioeconómica siempre es lo que está detrás de los daños a la salud, de la enorme mayoría de los daños a la salud”, puntualizó.
Subrayó que existe la necesidad “imperiosa” de un sistema de salud, gratuito, público, de cobertura universal, desde luego de calidad, eficiente.
En otro orden, afirmó que la evidencia demuestra que las enfermedades crónicas no transmisibles son determinantes principales de mortalidad por COVID-19, y en México, más de tres cuartas partes de las personas viven con obesidad o sobrepeso, como resultado de un modelo alimentario que ha prevalecido durante décadas, en el que predominan los productos ultraprocesados con alto contenido calórico y azúcar añadida.
Esta situación ha llevado a México a ser el país con las más grandes epidemias de sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión, que, junto con el daño ambiental, han contribuido a un deteriorado estado de salud de sus habitantes.