La zona centro de México es un laboratorio natural para el fitomejoramiento, única en el mundo, de diversidad genética y propicia para desarrollar variedades de papa resistentes y tolerantes a enfermedades, que se pueden acercar a la inmunidad.
Ahí, el trabajo de investigadores del INIFAP ha dado como resultado acumulado clones y variedades con 700% más en rendimiento y 20% más de calidad, respecto a las tradicionales, que cumplen con los requerimientos que demanda la industria de frituras.
El mejoramiento genético de la papa por parte de los expertos del organismo, que sintetiza 80 años de investigación en México, ha logrado rendimientos de 50 a 70 toneladas por hectárea y una calidad industrial en banda de 94-98%, explica el investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Julián Víctor Magallanes González.
Con más de cuatro décadas de experiencia en el cultivo, el experto del Programa Nacional de Papa del Campo Experimental Valle de México, resalta que dicho rendimiento en la actualidad está entre 30% y 40%, arriba de variedades como la holandesa Fiana.
“Hoy tenemos –remarca– más de 3000 clones avanzados con tolerancia o resistencia a diversas problemáticas, resueltas con la investigación y como respuesta a las demandas de los diferentes eslabones de la cadena de producción”.
La punta morada de la papa –detalla– ocasiona que el tubérculo no sirva para freír, se pone negro, si se hierve queda duro y tiene mal sabor. Por ello, los investigadores del INIFAP trabajaron para generar material genético tolerante a esta enfermedad. “Obtuvimos una variedad que no presenta la necrosis en el tejido interno o en la pulpa y que se puede freír o hervir y tener una calidad igual que cuando la papa esta sana”, expresa Magallanes González.”
“En México, agrega, antes se hablaba que los materiales no podían tener calidad para fritura industrial, hojuela tipo Sabritas o Barcel. Sin embargo, nosotros hicimos pruebas de frituras desde la tercera generación clonal que desarrollamos y encontramos que sumada a la tolerancia a enfermedades tenían alta calidad industrial”.
Con Barcel trabajamos un proyecto entre 2008 y 2011 y encontramos materiales de muy alta calidad, listos para ser utilizados por las grandes industrias o pequeños friteros pequeños del país. No obstante, acota, el material no se ha utilizado a gran escala porque carecemos de un programa para multiplicar la semilla.
Hay un acercamiento entre INIFAP y una empresa semillera, que tiene un esquema novedoso, de bajo costo y es impulsada por un programa de la Secretaría de agricultura y Desarrollo Rural (Sader). La idea es que ésta “empuje” la producción de semilla bajo el esquema del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS),
para que sea certificada y de alta calidad fitosanitaria y así ofrecerla a pequeños productores y ellos arranquen un programa fuerte de multiplicación y así posicionarnos en el mercado mexicano.
“Nosotros tenemos limpio el material en banco de germoplasma, libre de virus y enfermedades y con alta calidad fitosanitaria, por lo que solo falta empezar la multiplicación de semilla a gran escala y proveer a la industria”, recalca el investigador.
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