Para reducir la mala nutrición de niñas, niños y adolescentes es necesario formular políticas de salud pública y priorizar recomendaciones y acciones cuya efectividad ha sido probada.
Esto lo recomienda la publicación Recomendaciones de política pública nacional, estatal y local para la prevención, control y reducción de la mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México, presentada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud/ Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) para contribuir a la atención oportuna de esta problemática.
“Es prioritaria la inversión en acciones estratégicas para reducir todas las formas de mala nutrición en niñas, niños y adolescentes, especialmente en zonas marginadas, y evitar así impactos socioeconómicos y educacionales graves, particularmente en el contexto de la actual pandemia”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.
“La suma de esfuerzos del gobierno, sociedad civil, sector empresarial y Naciones Unidas es primordial y urgente para mejorar la nutrición de la infancia y adolescencia en México, por lo que alentamos a tomar esta publicación como una invitación al fortalecimiento y financiación de políticas públicas que contribuyan a ello”.
Aunque la desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años presentó una tendencia a disminuir en los últimos 30 años, entre 2012 y 2018 se estancaron las mejorías (ENSANUT 2012, 2018-19), por lo que continúa siendo un problema de salud pública, particularmente presente en los sectores más vulnerables. Por otra parte, la anemia, el sobrepeso y la obesidad no han logrado reducirse y continúan en aumento. En México, el 35.5% de niños entre 5 y 11 años tiene sobrepeso y obesidad (ENSANUT 2018-19).
La mala nutrición provoca serios daños a la salud y desarrollo de niñas, niños y adolescentes: mayor morbilidad y mortalidad; deterioro en la función cognitiva y menor rendimiento escolar; estigma y discriminación, además de enfermedades crónicas, mortalidad prematura y menor calidad de vida en la adultez (The Lancet 2008 y 2019). Para el sistema de salud y la sociedad, esto genera altos costos económicos, ya que afecta negativamente la productividad, la generación de ingresos y el crecimiento económico del país, además del medio ambiente. Invertir en la salud, educación y desarrollo de niñas, niños y adolescentes tiene beneficios durante toda su vida y la de futuras generaciones.
Las diez recomendaciones del documento se conjuntan en dos “Líneas de Acción Estratégicas”, que abordan acciones prioritarias a desarrollar:
Línea 1: Atención primaria en salud y nutrición con énfasis en los primeros 1,000 días
Línea 2: Entornos saludables para la alimentación, consumo de agua y actividad física.
“La publicación que hoy les presentamos es una herramienta que tiene como propósito contribuir a los esfuerzos nacionales para hacer frente a esta otra pandemia que ataca a la niñez de México, la malnutrición en sus tres formas: sobrepeso, desnutrición y deficiencia de micronutrientes. Hacemos un llamado a modificar el sistema alimentario y los patrones actuales de consumo de alimentos hacia otros que sean más sostenibles, acciones cruciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, al igual que para garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles y resilientes a cualquier crisis. “, comento Lina Pohl, Representante de la FAO en México.
En ese sentido, las recomendaciones y acciones prioritarias descritas en el documento como para el diseño de políticas públicas se dirigen a las autoridades municipales, estatales y/o federales responsables de su implementación, y proponen modificar simultáneamente las causas inmediatas, subyacentes y básicas de la mala nutrición, contribuyendo a la vez a la sostenibilidad ambiental.
Para lograr el mayor efecto posible en la implementación de esas acciones, es primordial dotarlas de un presupuesto específico, monitorearlas y evaluarlas regularmente, asegurar que estén libres de conflicto de intereses, ser de carácter multidisciplinario e intersectorial e involucrar a instancias de todos los niveles gubernamentales. Asimismo, deben contar con el apoyo de todos los sectores de la sociedad para poder asegurar una adecuada implementación e impacto, y reducir así brechas en la atención de la mala nutrición y sus causas, especialmente en las comunidades más vulnerables, incluidas las indígenas.
“Hay que resaltar la importancia y necesidad del compromiso para contar con un presupuesto específico para poder implementar y evaluar las recomendaciones, la necesidad de monitorear y evaluar su implementación y resultados. También, es importante proteger las políticas de salud y alimentación de los intereses de la industria de alimentos y bebidas”, dijo Juan Rivera Dommarco, Director General del INSP.
Un joven investigador mexicano fue reconocido a nivel nacional por desarrollar un tratamiento dermatológico que…
La Secretaría de Salud informa que, al corte del 30 de julio de 2025, de…
Científicos del General de Massachusetts Brigham (Estados Unidos) detallan en una entrevista en ‘Science’ los…
De acuerdo con un criterio internacional, las enfermedades raras son aquellas que afectan sólo a…
El director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado…
En el marco del Día Mundial contra la hepatitis, el secretario de Salud, David Kershenobich,…